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Oidio

Oidio es un hongo que afecta a las plantas, principalmente a frutales.

El Oidio, también llamado mal blancoceniza, cenicillacendrosa, tiñaborralla, etc., es una de las enfermedades que mayor importancia tiene en nuestro país sobre los cultivos frutales. Los ataques se concentran básicamente en manzano, melocotonero y nectarina, y albaricoquero.

En los frutales de pepita, la enfermedad es especialmente importante en el manzano, pudiendo afectar, en variedades sensibles, a más de 50% de la superficie foliar. Aunque su ataque, que se concentra básicamente en las hojas, no produce graves pérdidas en cuanto a la cantidad de cosecha, sí lo hace incidiendo negativamente sobre la calidad. Asimismo, reduce el vigor del árbol y en los frutos causa una rugosidad característica que puede suponer también una pérdida considerable en la calidad de éstos.

En cuanto a los frutales de hueso, el oidio es uno de los mayores problemas en melocotonero y nectarina, y en albaricoquero. En estos cultivos, el impacto económico es aún más acusado porque el ataque se manifiesta fundamentalmente en los frutos. En nuestro país los ataques pueden superar el 60% de incidencia sobre frutos, en los tres cultivos.

Síntomas

Manzano: El ataque de oidio se manifiesta por síntomas en hojas, brotes y más raramente, en frutos. En las hojas, el hongo se desarrolla sobre el envés, provocando manchas blanquecinas de aspecto harinoso que se extienden a lo largo de la hoja y provocan finalmente el oscurecimiento y necrosis de los tejidos afectados. Los ataques sobre el borde del limbo dan a las hojas un aspecto ondulado y abarquillado. Los ataques fuertes causan una disminución de la funcionalidad de las hojas, que provocan una defoliación precoz, repercutiendo directamente sobre la calidad de la cosecha. En los brotes los síntomas son enfáticos. Los brotes jóvenes, con ataque primario, salidos de yemas contaminadas del año anterior, están totalmente cubiertos de una capa blanca pulverulenta, y sus hojas son estrechas y lanceoladas. Este aspecto se mantendrá durante el verano. En invierno la rama representará un aspecto algodonoso de color blanquecino y sus yemas una apariencia pilosa con las escamas puntiagudas. Sobre los frutos, si los ataques son precoces, tienen como consecuencia la posterior aparición de una rugosidad de forma reticular sobre la epidermis. Este tipo de daños sólo se observa sobre plantas muy contaminadas y en variedades muy sensibles.

 

Melocotonero y Nectarina: Las hojas, los brotes jóvenes, los frutos y en menor grado las yemas, son susceptibles al ataque de oídio. Aunque las primeras manchas de la enfermedad aparecen en las hojas jóvenes de los brotes del año, los frutos son los más afectados al principio. Aunque éste es un hecho que depende de la variedad. Posteriormente, los brotes y las hojas son masivamente colonizados. En los brotes y sus correspondientes hojas se dan las infecciones primarias, que provienen de los tejidos infectados la temporada anterior. En caso de infección primaria, el brote y el limbo de la hoja aparecen totalmente recubiertos de un polvillo blanquecino. Las infecciones secundarias, que se producen a partir de las primarias, presentan zonas dispersas de la superficie de la hoja cubiertas por el micelio blanco. Otros síntomas en hojas son la clorosisy el abarquillamiento. En los frutos, el ataque se inicia con manchas circulares  de aspecto blanquecino harinoso que, al crecer y unirse a otras, pueden llegar a cubrir totalmente su superficie. Los frutos jóvenes, sobre todo de nectarina, llegan a deformarse. Sobre frutos más avanzados de melocotonero, las áreas infectadas presentan un aspecto de costra ynecrosado, pero en nectarina, permanecen de color verde. En este momento el micelio está normalmente ausente.

 

Albaricoquero: Los síntomas iniciales aparecen en primavera. Las hojas y yemas afectadas evidencian manchas más o menos extendidas, de color claro. En la periferia de estas manchas se forma el micelio característico, de aspecto pulverulento y blanquecino. El tejido atacado se necrosa y las hojas afectadas pueden llegar a caer antes de tiempo. Los frutos atacados manifiestan manchas necrosadas en las cuales se produce el crecimiento miceliar que degenera rápidamente.   

 

 

Bibliografía: Enfermedades de los Frutales de Pepita y de Hueso, Monografía de la Sociedad Española de Fitopatología n° 3

Cómo se controla:

La poda de los órganos afectados y el aclareo, en el momento adecuado, de los frutos atacados son prácticas obligadas para la reducción de inóculo, en el primer caso, y del impacto de la enfermedad sobre la calidad de la cosecha, en el segundo.

En manzano, el papel que juegan el inóculo inicial y los brotes con infección primaria es muy importante y, por eso, su eliminación manual merece especial atención en dos momentos bien determinados. Durante la poda de invierno, las ramas cubiertas de micelio, que son fácilmente identificables, deben ser suprimidas. En el momento del aclareo de frutos o aquellos casos en los que se realice una poda en verde temprana, pueden eliminarse los brotes con infección primaria.

Las pulverizaciones foliares a base de funguicidas es el método de control más empleado y que mayor eficacia ha demostrado hasta la fecha.

En La Casa de los Insecticidas recomendamos funguicida “Fungoxan”

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